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Detalles del inmueble :

  • País: Costa Rica
  • Provincia: San José
  • Ciudad: Pérez Zeledón
  • Código: 9249409
  • Estado: Usado
  • Área Terreno: 10.8 Hectáreas
  • Tipo de inmueble: Finca
  • Tipo de negocio: Venta

Características interna :

  • Agua
  • Electricidad
  • Vista panorámica

Características externas :

  • Acceso pavimentado
  • Árboles frutales
  • Áreas Turísticas
  • Bosque nativos
  • Montaña
  • Patio
  • Río/Quebrada cercano
  • Trans. público cercano
  • Zona campestre
  • Zonas verdes
  • Salón Comunal
  • Zona camping

Descripción Adicional :

🌿 Finca en venta — 10.8 hectáreas de naturaleza, producción y agua propia en Quizarra, Pérez Zeledón

 

Esta propiedad es un paraíso en Pérez Zeledón. Con 10.8 hectáreas, combina producción agrícola, biodiversidad y un entorno perfecto para proyectos sostenibles, agroturismo o desarrollo residencial.

La finca se ubica cerca del Santuario de Aves Los Cusingos y el corredor biológico Alexander Skutch, en una zona reconocida por su rica flora y fauna. Es un lugar único para quienes buscan invertir en naturaleza y tranquilidad.

Cuenta con tres quebradas con nacientes, garantizando agua durante todo el año. El terreno, con topografía ondulada y vistas a las montañas, es ideal para construir una casa, cabañas o un proyecto eco-turístico. Además, posee árboles de madera, plantas de café, exuberante naturaleza y aire puro. 

La finca tiene acceso lastrado, electricidad, agua potable y está completamente cercada. Suelos fértiles, perfectos para café, palmito, cítricos y otros cultivos con manejo sostenible.

 

🏞 Características principales

✅ 10.8 hectáreas con agua propia (quebradas y nacientes)

✅ hectáreas de café productivo

✅ Árboles de banano, plátano, rambutan y pejibaye

✅ Bosque en restauración con fauna y flora nativa

✅ Acceso lastrado, electricidad y agua potable (ASADA)

✅ Vistas panorámicas, zona tranquila y con potencial turístico

La propiedad se encuentra a nombre de una sociedad lo cual hace que su traspaso sea más rápido. 

 

🌱 Una inversión con futuro

Perfecta para:

• Proyectos agroturísticos o eco-lodges

• Agricultura orgánica y diversificada

• Desarrollo de vivienda sostenible

 

Conozca la historia

La historia de esta finca, originalmente propiedad del Dr. Tomás Quesada Vargas, comienza a inicios de los años noventa, cuando Wenceslao Fábrega, un conocido cercano de la familia que se había retirado tras vivir muchos años en Estados Unidos, se estableció en Quizarra, un pequeño pueblo rural en las faldas del Chirripó. Allí, Wences había restaurado una antigua lechería para convertirla en su casa y se involucró activamente en el desarrollo local, gestionando mejoras en infraestructura, como la construcción del salón comunal, la escuela y puentes rurales —algunos de los cuales aún conservan placas conmemorativas con su nombre—. Durante sus visitas a Wenceslao, Tomás quedó cautivado tanto por el entorno natural como por las personas que habitaban la zona, entre ellas el naturalista de renombre internacional Alexander Skutch, quien vivía desde hacía décadas en una finca vecina conocida como Los Cusingos.

Lo que comenzó como una visita se transformó en un proyecto a largo plazo. Tomás se sintió atraído por la escala humana del paisaje, su altitud moderada de unos 760 m sobre el nivel del mar, el clima templado y un entorno modelado por la constancia de las lluvias y la exuberante naturaleza. Empezó adquiriendo terrenos en el corazón mismo de Quizarra, cerca de la plaza de fútbol, y con el tiempo fue extendiendo la finca hacia las afueras, hasta consolidar una propiedad de aproximadamente 10 hectáreas, con antiguos cafetales, zonas en regeneración de bosque secundario y tres pequeñas quebradas que atraviesan el terreno y alimentan la cuenca del río Peñas Blancas. Desde el inicio, tuvo un compromiso claro con la conservación del agua y el manejo respetuoso del suelo.

Durante los primeros años, Tomás trabajó junto a Wenceslao, introduciendo primero árboles de macadamia —en un momento en que COOPEAGRI y la Oficina del Café impulsaban activamente su cultivo por el alto valor de sus nueces en el mercado internacional— y palmas de pejibaye, que hoy bordean los caminos internos de la propiedad. Más adelante incorporó frutales, especies maderables y árboles de sombra, transformando gradualmente el terreno en un paisaje agroforestal diverso y equilibrado.

Sin embargo, la historia de la finca de Tomás quedaría incompleta sin considerar el contexto que la rodea —natural, humano e incluso intelectual—. En este sentido, resulta imprescindible mencionar a uno de sus vecinos más emblemáticos: el naturalista Alexander Skutch, quien vivió en Los Cusingos durante más de seis décadas, desde 1941 hasta su muerte en 2004, a la edad de 99 años.

Durante esa época escribió más de 40 libros —la mayoría sobre aves, además de textos filosóficos y autobiográficos— y alrededor de 200 artículos científicos, muchos de ellos basados en sus observaciones directas en la finca. Vivió allí junto a su esposa Pamela Lankester, hija del botánico británico Charles H. Lankester, cuyo nombre lleva hoy el Jardín Botánico Lankester en Cartago. Los Cusingos ocupa alrededor de 78 hectáreas y fue su hogar hasta el final. Skutch llevó una vida austera, incluso sin agua corriente durante gran parte de su tiempo allí. Ya en edad avanzada, y ante la preocupación por el futuro de su obra, aceptó —impulsado por vecinos como Wenceslao— colaborar con la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Organización de Estudios Tropicales (OET) para asegurar la conservación de la finca. Aunque al inicio Skutch mostró cierta resistencia, acabó reconociendo que su legado corría el riesgo de perderse tras su muerte si no se tomaban medidas. Así, accedió a integrarlo en un esfuerzo más amplio de protección ecológica. Tras su fallecimiento, Los Cusingos —donde hoy descansan tanto él como Pamela— pasó a ser propiedad de la OET, que lo administra como refugio de vida silvestre abierto al público, con senderos y actividades educativas.

En paralelo, surgió el interés de la Universidad de York (Canadá), que en 1998 estableció el Proyecto Las Nubes en Santa Elena, a partir de la donación de una reserva de 145 hectáreas. Desde entonces, la universidad ha desarrollado un centro de estudios de campo enfocado en la biodiversidad local, la sostenibilidad rural y la educación ambiental. A través de pasantías, becas e investigaciones científicas, así como eventos comunitarios y actividades culturales, esta iniciativa ha contribuido a atraer estudiantes, investigadores y visitantes conscientes del valor ecológico y humano de esta región.

Estos esfuerzos convergen hoy en una visión territorial más amplia a través del Corredor Biológico Alexander Skutch (CoBAS), una iniciativa oficial de conservación que enlaza ecosistemas entre el Parque Nacional Chirripó, Las Nubes y Los Cusingos. Con una extensión de más de 6 000 hectáreas, el corredor busca preservar la conectividad ecológica, facilitar el movimiento de especies y fomentar un modelo de desarrollo que integra conservación, producción y vida rural. La finca de Tomás se encuentra dentro de esta zona prioritaria y refleja, en una escala íntima, los mismos valores que inspiraron la creación del corredor.

A pesar de su carácter rural, la finca está ubicada a solo 20 minutos en automóvil de San Isidro de El General, lo que facilita el acceso a servicios urbanos. Hoy permanece bajo la custodia de la familia, al cuidado de Marcos, quien ha trabajado allí desde los primeros años del proyecto, hace ya más de tres décadas, y continuó fielmente tras la muerte de Tomás en 2006. Más que un encargado, ha sido su guardián. La propiedad refleja un trabajo constante, discreto y comprometido con el entorno —y hoy, con todo ese legado detrás, está lista para una nueva etapa.

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